Abstract: Durante el siglo XVIII el Caribe insular y continental era un extenso cerco de baluartes, baterías, lienzos de murallas, depósitos de armas y de pólvora, instalaciones para guarnecer a las tropas, astilleros y arsenales de Marina, careneros, diques, muelles, en distintas cantidades y dimensiones, construidos con piedras, ladrillos, argamasa, madera y hierro. La construcción y el mantenimiento de estas obras marcaron la vida de esas sociedades, en especial de sus trabajadores. Esclavos, presos condenados a trabajos forzosos, maestros y artesanos con distintas calificaciones, jornaleros libres, capataces, sobrestantes, almacenistas, ingenieros, así como complejas redes mercantiles que contrataban mano de obra para la extracción y elaboración de las materias primas que requerían esas defensas, determinaron en buena medida las características del mundo laboral de las sociedades de las ciudades del Caribe ligadas a la defensa militar de las distintas monarquías que hicieron presencia en este mar.
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